Alethia Archilee

Hace unos días mi amigo Obed me compartió un video que habla sobre la repercusión en el medio ambiente de los míseros actos acometidos por nuestra especie. El ya mencionado, por medio de imágenes crueles exhibe el lado oscuro y violento de algunos seres humanos que rayan en la locura.

La buena noticia es que como expone la brasileña Ana Beatríz Barbosa Silva, autora del libro MENTES PERIGOSAS solamente el 7% de la población mundial es considerada como psicópata. Este pequeño porcentaje es incapaz de procesar el amor y la culpa, debido a “chispazos cerebrales” que les impiden actuar saludablemente.

Entonces la pregunta es, ¿que necesitamos el otro 93% para actuar de manera amorosa con nuestro planeta?

Los seres humanos contamos con un extra de materia gris llamado neocorteza cerebral el cual nos diferencia de las demás especies por su exclusiva capacidad de raciocinio, pero esta capacidad ¿es sinónimo de conciencia? Hasta donde se, hombres como Hitler o Stalin poseían grandes dotes cognitivos y ello no evitó que construyeran imperios de destrucción. Entonces la inteligencia no necesariamente es sinónimo de conciencia.

La conciencia según la RAE es la propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. Pero, ¿de que sirve saber si no se actúa?

La madre Teresa de Calcuta, como ejemplo de vida era un ser con un alto grado de inteligencia conciente, pero además tenía una cualidad más, la capacidad de materialización.

Considero que necesitamos urgentemente desarrollar una conciencia activa (una de las definiciones de la RAE para activar es hacer que se ponga en funcionamiento un mecanismo) que vaya más allá de la sola observación de lo que no funciona. Es preponderante encontrar soluciones prácticas y sencillas que fomenten acciones de cambio saludable.

Desde mi perspectiva la respuesta es clara NO.

Gente como Gandhi, quién contaba con capacidades extraordinarias de empatía, introspección y desapego, tocaba corazones, sin embargo el impacto de su trabajo no hubiera sido el mismo sin la gente que decidió autoregularse también.

Tú y yo como seres ordinarios entonces también podemos hacer algo. En nuestro actuar diario y en nuestro entorno todos tenemos capacidad de impacto, he aquí cuatro sencillas acciones que observo son efectivas y fáciles de realizar:

     Has algo bueno por alguien más: Te preguntarás ¿cual es el impacto de un acto bondadoso?, pues si lo vemos como lo plantean en la película cadena de favores, un acto caritativo y amoroso, predispone al otro ser humano a actuar de la misma manera. ¿Qué tal una sola acción diaria en beneficio de otro ser vivo?

     Contamina menos: tal vez si solo separaras tu basura, o incluso si evitaras tirarla en la calle, podemos ir poco a poco aumentando el grado de dificultad hasta que todos tengamos conciencia de la importancia del cuidado de nuestra madre tierra.

    Maneja tus emociones destructivas: las emociones negativas son implicitas al ser humano, está bien enojarse, incluso es saludable sentir envidia, lo que hace la diferencia es como encauzas las sensaciones corporales: si tu contienes la ira y en vez de gritarle a un subordinado (y menciono a los subordinados porque generalmente no tenemos la osadía de gritarle al jefe) te muerdes la lengua y le tratas amablemente, habrás disminuido su nivel de estrés y su familia y entorno se verán también beneficiados. Si experimentas envidia también puedes detener los comentarios voraces y transformarlos en felicitaciones. Hay mil formas de contribuir pero con una sola emoción bien canalizada al día está bien para empezar

   Apoya a quienes trabajan por el planeta más arduamente que tú: Existen infinidad de asociaciones civiles que realizan labores loables y efectivas como Greenpeace, Pet Latino, o Casa Hogar Dulce Refugio y de verdad necesitan nuestra ayuda. Quizá pienses que tu trabajo y/o economía no te permiten ayudar, sin embargo puedes respaldarles aunque sea firmando las peticiones para hacer los cambios necesarios, retwitteando o facebookeando sus links, o tal vez donando esas prendas que ya no usas y que otros seres aprovecharían con mucho gusto.

Las pirámides de Tehotihuacán no se construyeron en un día, empezaron con una sola piedra, así que el interior también requiere tiempo en su construcción.

Yo ya estoy construyendo mi pirámide de amor, sería genial que tu también te anotaras...