LA GRATITUD Y LA EDUCACIÓN

Alethia Archilee

¿Qué podrías hacer con 57000 pesos?

Tal vez adquirir un par de zapatos de Jimmy Choo, que cuestan aproximadamente dos mil dólares; o comprar una motocicleta vespa, cuyo precio ronda los 55 mil pesos; o tomar unas merecidas vacaciones en Europa, con avión, hospedaje y todo; o construir una cisterna y un baño modesto; o alimentar a 950 familias mexicanas que sobreviven con el precario salario mínimo. Quizá no lo sepas, pero son 57 mil pesos la inversión que la sociedad a la que perteneces, a través de la UAA, hace cada semestre en ti. Eres afortunado.

Según el INEGI, de cada 85 mil habitantes, sólo 12 mil cuentan con educación superior. Esto quiere decir que solamente el 15% de la población tiene acceso al conocimiento universitario.

Bueno, ¿y en qué podría ayudarte a ti, el tener presente esto? Muchas veces, cuando la presión escolar se vuelve abrumadora y las exigencias académicas parecieran imposibles de cumplir, dan ganas de tirar la toalla. Y es justo en ese momento cuando podemos recurrir a un recurso energizante que pueda devolvernos el sentido, la gratitud.

Según la RAE, la gratitud es un sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera. Los romanos ya hablaban de éste: a través de sus pietas, hacían énfasis en la importancia de devolverles a los padres, a la sociedad y a Dios todas las bendiciones recibidas, a sabiendas de que nunca en una sola vida seríamos capaces de saldar la deuda.

Viendo la vida desde este punto de vista, ahorita yo puedo escribir este artículo gracias a una infraestructura eléctrica que produce suficiente energía para que llegue hasta mi computadora; esta última fue creada por una cantidad de ingenieros que, con sus capacidades y conocimientos, hoy me permiten disfrutar de las herramientas de la modernidad. Tú puedes leerme, porque millones de personas a través de generaciones han depositado su granito de arena para que, en el presente, tengas acceso a internet.

¿Qué pasaría si cada vez que se presentaran sentimientos de frustración o desánimo, recordaras tu situación privilegiada al formar parte de ese 15%?  ¿Qué acontecería si este cambio de mentalidad lo lleváramos más allá del beneficio personal?, ¿Cómo sería si esa energía de agradecimiento se canalizara a contribuir en la mejora de la situación de nuestro país?

Si te preparas adecuadamente, y si también tus compañeros y cada uno de los estudiantes de moda invierten toda su voluntad en convertirse en profesionistas de calidad, podremos contribuir creando fuentes de empleo que redundarán la movilización económica y el aumento del capital nacional, que a su vez podrá invertirse en educación para todos. Y un pueblo educado, es un pueblo pacífico.

Jorge Bucay comentó en una entrevista que el 98% de las personas que ocupan las cárceles, prácticamente no tienen estudios, así que imagínate el impacto que nuestro trabajo conjunto puede tener.

Te invito a soñar y a participar. Vamos a descubrir qué pasa si en vez de quejarnos de la dura carga escolar, de la falta de empleo o del mal manejo de gobierno, tomamos cada uno de nosotros la responsabilidad de realizar los cambios. Tal vez podría ser que a través de la conciencia de la gratitud, cada obstáculo se convierta en un aliciente para despertar la paz tan necesaria en nuestro territorio.

En lo personal esta perspectiva me está funcionando. Cuando logro vencer la inercia de la negatividad y hago énfasis en todo lo bueno recibido a lo largo de mi vida, mi percepción del mundo cambia drásticamente; puedo mostrarme una visión enfocada en la propuesta de soluciones, que va más allá de desperdiciar toda mi energía en los problemas cotidianos y en las críticas sin sentido. Puedo darme la oportunidad de resolver cosas, de hacer algo, y entonces las emociones se transforman, la frustración se acaba y se abre paso un estado de felicidad.

Así que tal vez no está de más hacer un pequeño esfuerzo, que aunque pudiera parecer intrascendente, aporte la energía que pueda repercutir en un mejor mañana, no solamente para mí o para ti, sino también para todos los que nos rodean.

Si hoy decides agradecer el tener el privilegio de que una sociedad entera apueste parte de su capital, para que tú tengas acceso a una vida de calidad por medio de la educación superior y, más aún, transformas esta gratitud en retribución a tu sociedad, me atrevo soñar que tal vez tú y yo podremos construir un México de primer mundo. ¿Quieres soñar conmigo? Tal vez juntos podamos hacer este sueño realidad.

 

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